Estimado vecino,
Probablemente muchos de nosotros
apenas nos conocemos y pocas veces hemos entablado una conversación. Sin
embargo, a pesar de todo, compartimos mucho cada día y gran parte de nuestra felicidad depende de la actitud y el respeto con el que nos tratamos los unos a los otros.
Cada día luchamos para mantener a
nuestras familias. Intentamos que no les falte alimento, ropa, medicinas y
un techo en el que resguardarse y sentirse seguros.
Pagamos nuestros impuestos,
cumplimos con nuestras cargas y compromisos, y tratamos de mantener los
espacios que todos compartimos con tolerancia y consideración.
Poco a poco
hemos construido nuestros hogares con esfuerzo y entrega durante largo tiempo, y
finalmente hemos logrado sentir que formamos parte de algo todavía mayor, un
lugar donde convivimos y donde a pesar de las diferencias y dificultades, miles de personas residimos, con respeto y dignidad. Un espacio al que hemos
llamado nuestro barrio, nuestra ciudad.
En los últimos años todos hemos
conocido la crudeza de la crisis, especialmente visible en barrios como Nuestra Señora de Belén, Luis Vives, Nueva Alcalá, Reyes Católicos, Espartales... Y hemos sido testigos de cómo muchos de nuestros vecinos, a pesar de
años de sufrimiento y entrega, han sido despojados implacablemente de sus
viviendas.
Estos hogares confiscados, que
ahora se encuentran en su mayoría abandonados por las entidades bancarias, se
han convertido en un núcleo de delincuencia, robo, menudeo de drogas, suciedad,
peleas, amenazas, insultos, alborotos y en definitiva, en focos continuos de MIEDO
para toda la comunidad, que nos impiden vivir en nuestros barrios, con el derecho a
la tranquilidad que todos merecemos.
No puedo dejar de preguntarme
¿qué es lo que tiene que hacer un simple ciudadano para que le dejen vivir en
paz? No se trata de una cuestión de raza, credo o nacionalidad es sólo una
cuestión de RESPETO, LIBERTAD y DIGNIDAD HUMANA.
¿Es que acaso no tenemos suficiente con las penurias y sinsabores a los que muchos de nosotros tenemos que enfrentarnos
diariamente para poder conseguir mantener a nuestras familias?
Pues desgraciadamente NO, ahora tenemos
también que preocuparnos por saber si esta noche los maleantes nos dejarán
dormir o de si el próximo robo o amenaza que realicen será a alguno de mis hijos u otros familiares o amigos.
Pues bien, ya hemos
aguantado suficiente, ha llegado el momento de comprometerse, de luchar por
recuperar aquella convivencia en la que todos encontrábamos un hueco donde
vivir con dignidad, sin miedo a las represalias, a los chantajes, a las extorsiones,
a los robos, e insultos, sin tener que residir entre la basuras, los
excrementos y orines, sin tener que habitar con el escándalo, la disputa, la
reyerta y la constante perturbación de nuestros hogares y de nuestra tranquilidad.
Es hora de que nos unamos y
pidamos a nuestros gobernantes que tome cartas en el asunto. Es nuestro deber EXIGIRLES a esos representantes en el consistorio: que impidan que esta delincuencia
siga extendiéndose por nuestros barrios donde ejercen impunemente sus delitos;
que las autoridades hagan la vida imposible a estos maleantes para que sean
conscientes de que no podrán seguir con sus ilícitos negocios y se marchen lo
antes posible nuestras calles y nuestra ciudad. RECLAMAMOS que los órganos
competentes se cercioren de que las viviendas ‘abandonadas’ por los bancos, van
a recibir un uso legítimo y social, y eviten la ocupación ilegítima de mafias
organizadas.
Debemos reivindicar TODOS JUNTOS nuestro
derecho a vivir sin miedo, con respeto y libertad. Sin ceder en la esperanza de
que lograremos legar un barrio cada día mejor a aquellos que nos sigan con el
paso del tiempo.
Firmado:
Un vecino de Alcalá.